Víctor García de la Concha, en su entrevista para el Día E, cree que la palabra filólogo define su vida profesional: alguien que desentraña el sentido de los textos, que se abre al significado, a lo otro. Y esta palabra define igualmente su vida, puesto que filólogo también abarca el concepto de las humanidades, las ciencias que definen al hombre como eminentemente humano y que necesita de las palabras. Sin las palabras podríamos existir, pero no ser. Para el director del Instituto Cervantes, la lengua aporta la configuración mental y del sentimiento: la lengua materna es algo a lo que no podemos renunciar nunca, que a la vez se convierte en el molde de nuestra personalidad. El académico habla de su maestro, que leía a diario fragmentos del Quijote, o también del momento que, en los Andes bolivianos (en Chacaltaya), consiguió sentir el español del siglo XVI.