El diplomático y escritor Fernando Schwartz habla con Cervantes TV en vísperas del Día E y declara que, desde que su madre le enseñase a componer frases, hasta el uso que hace en su tarea como ensayista y novelista, pasando por la utilización del árido lenguaje administrativo, siempre ha tenido que manejar el vocabulario y por eso tiene tanta importancia el lenguaje en su vida y en su trabajo. Tolerancia educada sería lo que a su juicio definiría su vida, que lleva implícito siempre el respeto a los demás. De su trabajo como diplomático, como escritor o como presentador de televisión guarda cantidad de sucesos curiosos, algunos divertidos y otros traumáticos, pero todos le han hecho comprender la amplitud y la fuerza del español. Schwartz que, además del español, habla otros tres idiomas, se refiere a las peculiaridades de cada uno de ellos: precisamente por la dificultad del español para improvisar nuevos vocablos formula un deseo: «empujar a los que escriben, manejan, enseñan el castellano a que improvisaran nuevos vocablos sería absolutamente maravilloso».